Un Solo Tiempo


Resurge y me embalo.
Te devoro a te quieros,
caigo y me descalabro.

No hay sentido que tenga la más mínima importancia.

Me envalentono y muevo ficha:
un poema que nos dé la bienvenida.
Éste es el mundo más real,
el del presente más implacable,
el aniquilador de futuros,
el prestidigitador de los recuerdos como lecciones.
Tan sólo la razón desvanece este sortilegio.
Sólo ella nos regala el miedo,
el dolor como algo malo, y por tanto,
la desmotivación de todo.

¿Sería yo capaz de vivir así?,
¿al doscientos por cien?
¿Dar el salto y permanecer en el aire?
Ese, sin duda, es el milagro,
levitar día tras día,
encandilar al sol con mis te quieros.

Fotografía  Seung-Hwan Oh

Verte


Tengo ganas de verte,
o lo que es lo mismo:
me muero por verte.
Palabras que debo esconder
para no ser tildado de intenso.
Y al menos mendigar decir lo primero
en lugar de lo segundo.

Soy un adicto a desnudar mi alma así,
públicamente de tú a tú, lo admito.
Y eso me acarrea dobles y triples vidas,
cada una con sus pesos y medidas.

Sólo me gana ella
- en lo de desnudar el alma, digo,
no en esconderse, ella no se esconde-.
Las otras ellas no se desvisten a mis oídos tan fácilmente,
a veces, están yermas de desnudos.

Pero yo quisiera que todos fueran así.
Te quiero, ¡pum! te lo digo de mil formas.
No te quiero, ¡pum! te lo digo de muy pocas formas,
no vale la pena regodearse.

Pero ni lo uno ni lo otro.
Uno porque no nos hagan daño.
Otro porque no queremos hacer daño.
Y así andamos,
minimizando nuestros corazones,
cortando de armónicos nuestras voces,
muteando nuestros susurros. Qué desastre.

¡¿Y qué hacemos los intensos?!
Los exhibicionistas del corazón,
los embusteros del mañana,
los extremistas del presente.

Me muero por verte, nena,
me muero por verte.

Fotografía Jeju Loveland

Encontrarte Estaba Escrito


Encontrarte estaba escrito.
Paseaba por París
pero no escuchaba a Damian sino a Drexler.
Y mientras Fuera lo que Fuese (Sea)
respiré profundo y nítido
y me infringí un dolor.
Y tú, que me encontraste antes que yo,
me agarrabas mientras tiritaba.

Ahora vuelvo, volvemos de tiempo en tiempo a pasear por allí,
a nuestro Macondo de Miserables para buscar la Rue Mouffetard
y escuchar ahora al Residente y Visitante y a Monsieur Periné
y el maldito despertador de Jane Monheit.

Cada mañana respiro profundo y nítido a través de tu pelo.

Fotografía Helmut Newton

Bondage


Mi naturaleza es el bondage de corazones,
el que se divierte caminando al filo del abismo,
el que llora con cada punzada, cada beso que no alcanza a dar.

Sufro, y vuelvo a sufrir,
es mi puerta de atrás para no sentirme un puto zombi.
Por eso respeto este bondage,
y cada latigazo es un chute más de vida.
Soy un adicto a sentir.
¡Joder!, tu complicidad es mi metanfetamina.
Siempre estoy queriendo construir sectas biplazas
donde envenenarnos el uno del otro.
Y te tengo, y me haces feliz,
y a veces reniego de esa felicidad,
porque soy un puto adicto
a las quemaduras en mi piel
por el roce de otros pechos
-qué sensación cuando te rozan a ti-.

Me declaro perverso en las distancias largas,
cuando todo me juega en contra
y los nudos no los hago yo.
Cuando paso el tiempo acariciando mis venas
con el filo del cuchillo
que uso para hacerte reír de dolor.
Esa es mi naturaleza,
provocarme orgasmos de cariño y empujones.
Sentir, ¡joder!, sentir al fin y al cabo cualquier cosa
como si fuese la primera vez.

Fotografía Larry Clrark

Forma


Me gusta tu culo
y la manera de moverse con cada impacto.
Me gustan tus clavículas
y los huecos que forman a cada lado
como si pretendieran ser agarraderas.
Me gusta tu esternón
y la simbiosis que forma con mi oreja.
Me gustan vuestros labios
y tu incapacidad de cerrarlos
y tu capacidad de cerrar los suyos.
Me gusta el rol.
Me gusta rodar por ahí como un caracol,
mi lengua por la estepa de tu vello erizado.
Me gustas a lo Manu Chao, tú.

Fotografía Nobuyoshi Araki

Mi Vigilia


Embiste a cada instante
mi consciencia que te vigila.

Memorizo cada uno de tus gestos,
tu forma de hacer,
tu forma,
tú.

Me aseguro, quiero asegurarme
que comprendes mi vigilia.

Sé que te gustan los poemas claros y directos.
Ya me conoces besando,
si apunto disparo sin apartar la mirada.
El resto del tiempo
la paso esperando por vericuetos
que se hacen más oscuros e indirectos,
mirando a todos lados
salvo cuando te miro a ti.

Fotografía Oleg Oprisco